JUAN CARLOS DENIS CONTÓ CÓMO LLEGÓ VÍCTOR DUARTE A BOHÍO Y ÉSTE HABLÓ DE AQUELLOS INICIOS
(TERCERA PARTE)
-Quien trajo al “Ratón” fue mi hermano. Víctor era del barrio Barranquitas, venía de cantar en un grupo llamado “Diluvio tropical”. Hacíamos la misma cumbia que todo el mundo, adaptando temas que gustaban en Buenos Aires. En ese momento no estaba bien visto hacer canciones propias. La gente quería escuchar los éxitos de la radio.
-Al año sobrevolaba la idea de cambiar el nombre del grupo y dar un salto a lo que yo venía preparando en soledad. El Ratón también estaba de acuerdo en apostar por algo nuevo. El trabajaba en la fábrica de tractores de Fiat y estaba decidido a buscar algo nuevo. Preparamos un repertorio con temas míos y salimos a trabajar. Fue una etapa difícil. A los empresarios empezó a gustarles el ritmo, pero no el nombre.
-¿Por qué le puse Los del Bohío? Todos sabemos lo que es un bohío, una casa vieja con postes que lo suspenden para protegerlo de las inundaciones. De jovencitos cruzábamos a las islas que están enfrente de Santa Fe y por ahí había muchos ranchitos así. A mí me caía bien todo eso y me cautivaba el nombre. Pero era el único boludo al que le gustaba.
-Nuestro repertorio de ese momento es el que se conoce en nuestro primer disco, titulado “A mi gente”. Ya estaba el tema que le dio nombre al disco. También, “Canción tuya” y “Tras la distancia”, entre otros.
-No debería ser yo el que comente lo que generó ese primer disco porque suena pedante. Y hablo porque me lo están preguntando. Fue tal el éxito que llegó a venderse sin tapa. Es que el producto llegaba de Buenos Aires y las láminas se imprimían en Santa Fe. Y ocurrió que entregaban las cajas con el disco y todavía no estaban las tapas. Entonces “Chany” los vendía sólo con la bolsita. A mí me sorprendía que los temas se escucharan en todos los barrios. Era una cosa de locos.
-A los pocos meses llega a mi casa un señor de Buenos Aires, de apellido Ferraro, y nos ofrece tocar en el Club Levalle, de la Isla Maciel, en Avellaneda. Nosotros no entendíamos nada. No sabíamos ni qué cobrarle. Además, pensábamos que era un arriesgado. Cuando llegamos nos encontramos con una algarabía enorme, porque hubo gente que hizo conocer el disco y había gustado mucho. A partir de ahí fui a Buenos Aires todos los meses durante 30 años consecutivos. Desde ese momento, también, el vago de las villas de Buenos Aires empezó a presentar en los afiches: “Llega la cumbia santafesina con Los del Bohío”. Y fue la primera vez que se usó ese término.
-¿Qué buscaba en ese momento? Otra vez siento que mis palabras pueden sonar pedantes, pero por Dios que no es mi intención. Te doy un ejemplo de lo que sentía y me pasaba. Una vez estaba en una mezcla del disco y el técnico me dice: “Loco, me parece que estás muy en el detalle. ¿Te parece que el “negro” se va a dar cuenta?”. Yo no coincidía con ese preconcepto. Sentía y siento mucho respeto por la gente y pensaba que si le tirás porquería, posiblemente lo acepte, pero que también se podía hacer un esfuerzo para brindar algo mejor y que la gente se vaya nutriendo. Por eso, siempre busqué meter un acorde para que “duela” en la oreja.
-Hoy descubro que muchos de mis temas se siguen escuchando y lo siguen grabando. Y siento que el esfuerzo no fue en vano. En aquellos inicios la cumbia era música de las orillas, cosa de negros. Yo buscaba contradecir a productores y técnicos que pensaban que “los negros”, como los llaman ellos, no se merecían tantas preocupaciones. La gente les demostró que estaban equivocados.
En MDT 75, junto con los primeros recuerdos de Juan Carlos Denis, MDT publicó un recuerdo de Víctor “El Ratón” Duarte, primer vocalista de los del Bohío (fotos), banda de la que se alejó para crear Los Lamas.
“Juan Carlos es un tipo extraordinario y el creador de la cumbia santafesina, porque el estilo que inventó, con la guitarra eléctrica, es original y la única que merece ese nombre. Yo grabé con él tres discos completos de Bohío y varios compilados. En cuanto escuché la idea me voló la cabeza. No me olvido más de aquellos tiempos de ensayos en su casa. El con la guitarra. Ese punteo era y es hermoso. Y lo que generó nuestro primer disco es imborrable. Fue un éxito enorme. Se escuchaba en todos los barrios, especialmente “A mi gente”, un tema de Los Olimareños que Juanca adaptó. Al principio los empresarios no nos querían contratar y el debut fue en el Vecinal San Martín, que estaba a la vuelta de la casa de Juanca. La madre estaba en la comisión y le pidieron que nos hablara para que animáramos la fiesta. Nosotros, que estábamos ansiosos por debutar, fuimos contentos. Y ese fue el puntapié. Gustamos. La noticia corrió de boca a boca y enseguida vinieron a buscarnos. Pero el furor fue cuando salió el disco. Estuve seis años con Bohío y después, por esas cosas de la vida, me alejé y fundé mi propia banda, Los Lamas, pero con Juanca seguimos siempre amigos”.
EPÍGRAFE: Dos fotos de Bohío en los inicios, con Víctor Duarte como cantante.